Los juguetes eróticos ayudan a romper la monotonía en la que muchas parejas se sumergen después de años de convivencia.
Ya sea entrando en un 'sex shop' o comprándolos por Internet, los juguetes eróticos están allí para amenizar las relaciones de pareja que se desarrollan en la alcoba. Una vez vencida la timidez (o la pereza), alguno de esos dispositivos se pueden convertir en unos buenos aliados. Los expertos coinciden en que la imaginación, que puede ser mediante la utilización de un objeto sexual como complemeno, alegra al sexo que se duerme en los laureles o en la rutina.Contra las disfuncionesMariana González Hinojosa, psicóloga y sexóloga aconseja: “Cuando una pareja presenta disfunciones sexuales, como la inhibición del deseo, la disfunción eréctil, la hipolubricación o la anorgasmia, recomiendo hacer uso de la creatividad para restaurar la respuesta sexual y los juguetes sexuales pueden ser parte de la recomendación”.Según la experiencia de la terapeuta muchas parejas presentan problemas, como la disritmia, que es una disparidad en la frecuencia e intensidad del deseo sexual. “A nivel relacional los temas son diversos: problemas de comunicación, celos, divorcio o separación, conflicto con el dinero, dificultades con los hijos, etc.”.Y tal vez para perder un poco el decoro en la cama, Pepita La Nuit, 'sex blogger', recomienda no tener prejuicios con la los 'sex toys'. “Están hechos para el placer, a solas o en pareja. Como mujer, sé que a nosotras nos gustan. Quizás no existe una predisposición a este tipo de juguetes, pero sí una gran curiosidad. Las visitas a los "sex shops" o una sesión de "Tupper Sex" entre amigas puede ser la ocasión ideal”, comenta.Respecto a los hombres, esta experta en sexo, cree que son distintos. “Ante la noticia de que ella tiene un vibrador, la mayoría se sienten amenazados. Suelen pensar equivocadamente que con su pene es más que suficiente y que en la cama tres son multitud, aunque ese tercero no sea de carne y hueso. Supone un ataque a su ego sexual, a su imagen de 'macho man'".
Y añade que “si por el contrario ella decide usarlo a solas en su intimidad, el hombre (y no estoy exagerando) siente que su pareja le está poniendo los cuernos de cierta forma”. Además, insiste en que esto no es una pelea. “No se trata del hombre versus el vibrador. Es un juego de tres, placer a tres bandas, placer y amor...”.La caja de sorpesas de la redPara todos aquellos que deseen ampliar el juego sexual pueden inscribirse a una página que provea juguetes eróticos. A veces la pereza o la vergüenza no permiten que las personas adquieran productos de esta tipología Esta puede ser una alternativa para fomentar el bienestar de una pareja,y es que aún están presentes en la sociedad demasiados tabúes y cortapisas, indican los expertos.El erotismo bloqueado “En efecto, todavía existen muchas ideas que bloquean la experiencia erótica. Durante el proceso de terapia cuestionamos estos tabúes y los actualizamos con información adecuada y las necesidades de la pareja. Por otro lado, en muchos casos existe una capacidad de utilizar la imaginación para enriquecer la experiencia erótica, por eso es que en la terapia sexual favorecemos el desarrollo de la fantasía con lo que nos encargamos de liberar las disfunciones de la vida erótica”, comenta Mariana González Hinojosa.Hacer un buen uso de los juguetesArturo Vera Martínez, psicoterapeuta sexual y Gestalt del Centro de Integración Psicológica y Educativa (CIPE) del Distrito Federal de México, explica que, en efecto, para luchar contra la rutina y el aburrimiento, el uso de los juguetes puede ser un buen condimento.Según su criterio,“el cuerpo es muy extenso y muchas veces una buena sesión de caricias puede resultar más novedosa que una caja llena de juguetes sexuales. Me he dado cuenta en mi quehacer terapéutico que las parejas no se conocen y no experimentan caricias nuevas. Generalmente pretenden llegar al coito como una meta de la relación sexual y apuran los encuentros, dejando con ello de experimentar lo que sienten en todo el cuerpo y perdiéndose así todo tipo de emociones”.Vera Martínez cree que muchas parejas se quedan en lo clásico (postura del misionero) y de allí no salen. “Tampoco se atreven a pedirle a su pareja que hagan algo diferente, pues les genera una sensación de culpa y vergüenza al sentirse 'perversos' por proponer algo distinto”.Hay que hacer un esfuerzo. El ritmo vertiginoso de la sociedad, el estrés, el trabajo y la familia están distanciando cada vez más los encuentros sexuales. Como dicen los expertos: “Un factor determinante es el tiempo, pues llegan cansados y buscan cama pero para dormir. Y también la falta de comunicación".El doctor Vera recuerda lo que una vez una paciente le dijo a su pareja: “Antes, así fueran las tres de la mañana, buscábamos un espacio para nosotros, ahora el tiempo es el pretexto, así sea en la mañana, siempre hay cosas qué hacer y no buscamos un espacio para nosotros”.El terapeuta de pareja explica que, en ese caso, el hombre tenía mucho miedo por tener un mal desempeño sexual y no quería tener relaciones por si no había erección. Así pues, el juguete sexual puede ser un buen auxiliar en algunos momentos para ampliar el disfrute sexual, pero no debería ser el sustituto del encuentro espontáneo con la pareja, quien siempre deberá estar en mejor lugar que cualquier accesorio. Al fin y al cabo, la piel es el órgano más sensitivo que tiene el género humano.